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Con el paso del tiempo, y a la luz de la escalada de violencia que ya contabiliza más de 11.100 muertos, en su mayoría civiles, y una desbordante crisis humanitaria, los expertos no dudan en advertir que en Siria se está incubando una guerra civil a gran escala.

Lo que resulta más grave es que en ese país se conjugan varios factores explosivos: un contexto de tensiones religiosas exacerbadas con viejas cuentas por saldar entre sunitas y chiítas, voces que piden armar a los rebeldes y una inminente intervención militar extranjera.

Isaac Bigio, especialista en países en conflicto, hace eco sobre la probabilidad de una guerra civil, aunque reconoce que aún los esfuerzos internacionales se centran en otras direcciones.

“Si bien es posible que la crisis siria pueda llevar a una intervención militar extranjera, aún las potencias occidentales necesitan agotar otros recursos, incluyendo financiar y armar a la oposición”, opina el experto.

Según Bigio, la oposición siria, como lo fue en su momento la egipcia, la iraquí o la libia, difícilmente podría tomar el poder por sí sola, y Al Asad, quien es consciente de ello, “necesita combinar el garrote y la zanahoria buscando dividir o aminorar a esta para conjurar posibles bombardeos extranjeros”.

Esta situación la atribuye a la falta de unidad de la oposición siria, lo cual hace que la comunidad internacional no la vea como un interlocutor legítimo y sólido.

Otro aspecto por considerar es que Estados Unidos y sus aliados occidentales no están de acuerdo en armar a los militantes sirios por tratarse de una opción riesgosa, aunque Qatar y Arabia Saudita, pesos pesados del sunismo, han insistido en esta medida.

Vía: Vanguardia
Imagen: La Voz

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