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Una de las cuestiones más relevantes que hay que tener en cuenta al elegir Damasco como destino turístico es que debido al desmesurado crecimiento demográfico, Damasco en la actualidad ha dejado de ser el vergel que históricamente fue, si bien, desde la atalaya de sus seis mil años de historia.

Damasco continúa siendo una de las ciudades más acogedoras del mundo, elevando a su más alta expresión la ancestral hospitalidad árabe.

Además, lejos de presupuestos excluyentes y planteamientos restrictivos, más propios de lugares con escasa historia, la ciudad de Damasco es un modelo de tolerancia, en la que conviven todas las razas y todas las confesiones religiosas en armonía.

Nada mejor para comprender el origen de esas razas y religiones que visitar el Museo Nacional, en el que se exhiben muestras soberbias que ponen de manifiesto el glorioso pasado de Damasco.

Emociona la sala dedicada a Ugarit, donde se exhibe el alfabeto ugarítico, considerado el precursor del griego y del latino, es decir, la base de toda nuestra cultura.

Extraordinarias las salas dedicadas a Ebla, a Mari, a Dura Europus, o a tantas y tantas legendarias civilizaciones que pasaron por aquí, ya que prácticamente todos los grandes imperios dejaron alguna huella en estas tierras.

Vía: El Universal
Imagen: Evangelizar con el Arte

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