Resulta paradójico que si en los últimos meses ningún ataque de los muchos que se suceden a diario en Siria habían hecho sospechar de la utilización de armas químicas, a las pocas horas que la comisión específica de la ONU que se encarga de investigar esta cuestión llega al país, se produce un atentado de esas características.
Es que de acuerdo a lo que informa la prensa local, al menos unas 650 personas murieron en un ataque con aviones de combate, misiles, artillería y también armas químicas en la madrugada de hoy, lo que parece sumamente tonto por cualquiera de las dos partes, en este caso el ejército, justo cuando los enviados de las Naciones Unidas están en Damasco.
Al respecto Ahmed Yarba, el presidente de la Coalición Nacional Siria, la primer fuerza opositora del país, ha señalado que se trata de uno de los tantos ataques que han sufrido los ciudadanos y los rebeldes en los últimos tiempos, aunque fuentes del Gobierno aseguraron que se trata de “auto-atentados”, para que la ONU habilite la intervención armada en el país.
Para colmo, algunos funcionarios del actual Gobierno sirio manifestaron en las últimas semanas, que estaba “dispuestos a utilizar todos los recursos necesarios para acabar con los terroristas”. Lo más importante es que, hasta el momento, los enviados de la ONU se mantienen en silencio y sólo han manifestado que harán sus observaciones cuando termine el período de conocimiento.