Todo hace indicar que el conflicto interno de Siria se acerca dramáticamente a su final, luego de que a pesar de que apenas horas atrás Barack Obama ha negado la intervención militar, las acusaciones sobre la utilización de armas químicas por parte del Gobierno de al Assad hayan convencido a sus aliados de realizar una ofensiva.
En este sentido, representantes militares de naciones como el propio Estados Unidos, además del Reino Unido, Francia, Italia, Alemania, Canadá, Arabia Saudí, Qatar, Turquía y Jordania, se han reunido en esta última nación, vecina de Siria, y que cuenta con la mayor cantidad de refugiados locales, para terminar con el Gobierno de al Assad.
Si nos atenemos a las más recientes declaraciones del jefe del Estado Mayor conjunto estadounidense, Martin Dempsey, lo que se pretende realizar en Siria es “un ataque conjunto pero con objetivos limitados”. Sin embargo, visto lo visto de la historia militar norteamericana en las dos últimas décadas, eso suena casi a broma.
Por otro lado, y como última defensa, el canciller sirio Walid al Moallem desafió al mundo -entiéndanse los países antes mencionados- a “presentar una prueba de que el régimen recurrió a las armas químicas”, señalando que fueron los propios rebeldes los que atacaron a población civil, con ayuda de Estados Unidos.
Vía e imagen: Clarín