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Damasco, la capital de Siria, considerada la ciudad más antigua del mundo, compone una combinación culturas, historia y arte. Está situada en Chouta, también un maravilloso lugar, a 92 kilómetros al este de la costa mediterránea. Fue construida sobre una gran colina y actualmente es como un laberinto de caminos de ferrocarriles.

A pesar de ser la ciudad más antigua, es muy bella y moderna donde quien la visite podrá disfrutar de un ambiente envuelto de historias con un encantamiento artístico muy profundo. Allí, el visitante se puede encontrar con hoteles muy nuevos y de gran categoría, inmensas construcciones edilicias y entre ellas universidades contemporáneas y agradables avenidas. También, consta de un aeropuerto internacional para comodidad de los turistas.

Es una ciudad que guarda en ella una antiquísima historia que a su vez está muy relacionada con la religión, puesto que fue la ciudad de Sem, hijo de Noé y se constituyó como una población importante en el año 1.900 a.C.

La fuente de ingreso de quienes viven allí es la industria, que casualmente, crece ágilmente. Pues se dedican a la producción de trabajos en plata y otros metales, tejidos de seda, cristal soplado, cemento y azúcar refinada.

Para la atracción del turista, Damasco cuenta con la construcción de la Gran Mezquita, realizada en 708 d.C. la cual, contiene una sala de oraciones de 130 metros, la tumba de Saladino, un distinguido jefe militar y dirigente político y las ruinas de un templo romano dedicado a Júpiter.

Sus atractivos ahondan también en la gran muralla construida en el siglo XIII que la rodea y a su vez, que contiene varias iglesias cristianas. Es imperdible también la experiencia de visitar el Museo Nacional de Siria y el Museo de Epigrafía, contenedor de inscripciones antiguas, los cuales se encuentran preservados en una “madrassa”, escuela de religión del siglo XV.

Imagen: Ruta Nomada

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