Aunque es cierto que en las últimas semanas todo hace parecer que poco a poco la situación en Siria se encuentra más calmada que hace un año, por poner una fecha, luego aparecen estadísticas que demuestran que nada está cerca de mejorar. De hecho, recientemente se ha informado que sólo tomando los meses de abril y mayo, la cantidad de civiles muertos como parte de la guerra local es de unas 10.000 personas.
La cifra, que evidentemente es una locura si tenemos en cuenta que supera incluso a muchos períodos en los que la guerra recién se estaba desatando y las guerrillas eran más poderosas que las actuales, vuelve a exponer ante el mundo la necesidad de resolver una situación que todo hace indicar, se le ha terminado de ir de las manos a los propios sirios, que sólo asisten incrédulos a ver cómo sus vecinos pierden la vida.
Estos últimos números, que de hecho fueron confirmados por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que posee sede en el Reino Unido pero más de 200 contactos en distintas partes del territorio nacional de la nación de Medio Oriente, indica que los muertos totales desde el comienzo de la guerra están alrededor de los 150.000, y que cerca de 10.000 de ellos son niños.
Por otro lado, también es cierto que esta institución ha quedado como la única encargada del relevamiento de todos los fallecimientos que se producen en Siria, puesto que otra de ellas, la ONU, dejó de contabilizar las pérdidas humanas a comienzos de este año ante las evidentes dificultades que poseían para poder cotejarlas.