Sabemos que hace un tiempo, Siria ha dejado de ser sólo un bonito lugar para visitar, y se ha convertido, lamentablemente, en un foco de conflictos.
Europa se ha transformado en un escenario donde las personas lloran a sus fallecidos, siendo la lista de muertos sorprendentemente interminable, alertas aunque impotentes, el miedo crece entre los miembros de la población, al punto que cada vez que un teléfono suena y nadie responde del otro lado, la desesperación se presenta de modo inmediato.
La siguiente frase es tan solo una declaración que por estos días resulta un clisé repetitivo: “Estaba muy afectado por las imágenes de niños víctimas del gas sarín”, agregando: “Estaba irritado porque nadie parecía dispuesto a ir a socorrerles”.
Entre 1.500 y 2.000 europeos han viajado desde esta primavera a Siria para sumarse a los conflictos bélicos, según informaron los ministros francés, Manuel Valls, y belga, Joëlle Milquet, en una rueda de prensa.
El carácter rebelde se deja traslucir entre los diversos grupos que se acercan hasta allí, de hecho, de los 42 jóvenes que salieron de España rumbo a Siria desde la primavera de 2012, al menos 17 partieron con el fin de afiliarse a grupos radicales.
Son en gran parte yihadistas, que residían en Europa, los combatientes que se han desplazado a Siria, aunque claro que también entre ellos se cuentan a los británicos, franceses, alemanes, belgas, holandeses.
Los bandos conflictivos se acrecientan, y la esperanza deja de crecer entre quienes podrían considerarse victimas.
Vía: internacional.siria.com
Imagen: internacional.siria.com