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Los ataques que agitan Siria desde hace más de un año han expuesto sus tesoros arqueológicos al pillaje y la destrucción, sobre todo la antigua ciudad de Palmira y las ruinas grecorromanas de Apamea, inscritas en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco. Las zonas más expuestas, según los expertos, son aquellas que a partir de ahora escapan al control del régimen donde los ladrones apuntan a museos, monumentos y áreas de excavación arqueológica, señalan las fuentes.

«Desde hace tres o cuatro meses los actos de pillaje se han multiplicado. Hemos recibido un vídeo que muestra a gente arrancando mosaicos a martillazos en Apamea. En Palmira se están realizando excavaciones clandestinas», señala Hiba al-Sakhel, responsable de los museos de Siria.

Los rebeldes, por su parte, basándose también en vídeos, afirman que muchos lugares, especialmente la Ciudadela de Saladino (al norte), que alberga una ciudadela medieval, y el célebre sitio de Apamea, han sido bombardeados por el Ejército que intenta castigar bastiones de la oposición. Los actos de pillaje, que ya existían en el país, han crecido con los enfrentamientos violentos que asuelan Siria desde el estallido el 15 de marzo 2011 de las revueltas contra el régimen de Bachar al-Assad.

«Los arqueólogos todavía no han explorado toda Siria, así que allí donde se excave, se pueden hacer descubrimientos», señala Sakhel. «Pienso que estos ladrones son ciudadanos atraídos por el beneficio y que no entienden la importancia de lo que encuentran», añade y asegura temer que se pierda «una gran parte de la Historia». Piezas del museo de Hama (en el centro del país) han sido robadas, según los expertos. Se trata de armas antiguas y una estatua que data de la era aramea.

Más al norte, en la ciudadela de Shaizar, encaramada sobre el río Oronte, ha sido perjudicada, mientras que al sur, en Apamea, una estatua romana en mármol has sido robada, según los expertos. Las piezas sustraídas, que transitan por Líbano y otros países vecinos, son en seguida vendidas en el mercado negro. También saqueada, la ciudad antigua de Ebla, en la provincia noroccidental de Idleb, ha sido arrasada por los combates entre el Ejército y los rebeldes.

En al castillo de Crac de los Caballeros, joya de la época de las Cruzadas e importante imán turístico, los guardias del lugar tienen prohibido el paso por hombres armados, según Sakhel. Para Michel al-Maqdiss, director general de antigüedades y museos de Siria, la zona en mayor riesgo es la región del macizo calcáreo, famoso por sus pueblos muertos próximos a Turquía. A finales de marzo la Unesco había pedido a las partes implicadas en el conflicto «asegurar la protección de su excepcional patrimonio», mientras que la oposición siria alzaba la voz de alarma, afirmando que los ataques del Ejército ponían en peligro los emplazamientos históricos.

Siria posee un importante patrimonio arqueológico e histórico. Su capital, Damasco, es una de las ciudades más antiguas del mundo. Seis lugares (la Ciudad Vieja de Damasco, Bosra, Alepo, Palmira, Crac de los Caballeros y la Ciudadela de Saladino) y los pueblos antiguos del norte están inscritos en la lista del patrimonio mundial de la Unesco. «Con Mesopotamia, Siria comparte las grandes etapas que han marcado los principales avances humanos, como el nacimiento de las primeras ciudades», explica Marc Griesheimer, director del departamento de Arqueología e Historia de la Antigüedad en el Instituto Francés de Oriente Próximo.

Vía: Vanguardia
Imagen: Vanguardia

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