Tartus constituye el segundo puerto de mayor importancia de Siria en el mar Mediterráneo. Originalmente, su nombre era Antaradus, durante los tiempos de los fenicios; mientras que los cruzados la llamaban “Tortosa”.
Es un lugar que conserva la historia arquitectónica de muchos siglos atrás, pues en ella se destacan sus inmesos arcos, muros y torres, como también angostos caminos que muestran en su aspecto como había sido la ciudad durante los tiempos medievales.
Como atractivo principal, y el más visitado por los turistas, se halla la Catedral de Tartus, la cual representa una reliquia del arte romano y que con el paso del tiempo su utilización también se fue dando como museo, ya que conserva en ella vestigios de varias civilizaciones sirias.
Sin embargo, la fachada de la Catedral aparenta ser una fortaleza, razón que da lugar a la duda sobre el destino de su funcionamiento.
El turista se puede encontrar en Tartus con una ciudad sumamente antigua, además de diminuta y muy rica en vitalidad.
Por otro lado, se encuentra muy cercana a Tartus, una pequeña isla llamada Isla de Arwad, y que antiguamente conformaba un reino independiente de gran importancia por su activo comercio marino, además de ser un sitio muy seguro para quienes huían de las persecuciones extranjeras.
Otras maravillas de arte arquitectónico que ameritan dedicación son la zona de Maqid, Shaizar y Qasaybe, en la costa, mientras que en el norte se halla la Fortaleza de Solaimán y el Castillo de Amrit.
Imagen: Homs Online