Según informan varias de las ONGs que vienen trabajando en los últimos tiempos en Siria, aproximadamente siete millones de pobladores locales se encuentran en la actualidad, con la necesidad de recibir algún tipo de ayuda humanitaria, que les permite llegar a una mejor calidad de vida, al menos por un corto período de tiempo.
La noticia, que posteriormente fue confirmada con pesar por el la responsable de las operaciones humanitarias de la ONU a nivel local, Valerie Amos, señala que otros casi cinco millones de personas se han desplazado dentro del país de un sitio a otro donde se sienten más seguro, y más de un millón ya se encuentran en países vecinos, especialmente Jordania.
Entre las principales consecuencias que sufren estas personas, además, se encuentran algunas que parecen muy difíciles de combatir, como por ejemplo la inseguridad, las restricciones y el financiamiento internacional prometido que aún no llega, por lo que la ONU incluso podría suspender algunas misiones de ayuda.
Además, “desde enero los obstáculos burocráticos aumentaron”, según confía a los medios la misma Amos, quien señaló que si hasta el año pasado había 110 organizaciones no gubernamentales autorizadas a colaborar en Siria, misteriosamente ahora quedan apenas 29, lo que hace que cualquier tarea se vuelva insuficiente.